Der Mond ist aufgegangen
Der Mond ist aufgegangen
La luna se levantó
Canción de cuna
Canción de cuna
(Alemán)
(Español)
Der Mond ist aufgegangen,
Die goldnen Sternlein prangen
Am Himmel hell und klar;
Der Wald steht schwarz und schweiget,
Und aus den Wiesen steiget
Der weiße Nebel wunderbar.
Wie ist die Welt so stille,
Und in der Dämmrung Hülle
So traulich und so hold!
Als eine stille Kammer,
Wo ihr des Tages Jammer
Verschlafen und vergessen sollt.
Seht ihr den Mond dort stehen?
Er ist nur halb zu sehen,
Und ist doch rund und schön!
So sind wohl manche Sachen,
Die wir getrost belachen,
Weil unsre Augen sie nicht sehn.
Wir stolze Menschenkinder
Sind eitel arme Sünder
Und wissen gar nicht viel;
Wir spinnen Luftgespinste
Und suchen viele Künste
Und kommen weiter von dem Ziel.
Gott, laß uns dein Heil schauen,
Auf nichts Vergänglichs trauen,
Nicht Eitelkeit uns freun!
Laß uns einfältig werden
Und vor dir hier auf Erden
Wie Kinder fromm und fröhlich sein!
Wollst endlich sonder Grämen
Aus dieser Welt uns nehmen
Durch einen sanften Tod!
Und, wenn du uns genommen,
Laß uns in Himmel kommen,
Du unser Herr und unser Gott!
So legt euch denn, ihr Brüder,
In Gottes Namen nieder;
Kalt ist der Abendhauch.
Verschon uns, Gott! mit Strafen,
Und laß uns ruhig schlafen!
Und unsern kranken Nachbar auch!
La luna se levantó,
Las estrellitas de oro brillan
En el cielo luminoso y claro
La selva queda oscura y calla,
Y de los prados sube,
Maravillosamente, la neblina blanca.
¡Cómo el mundo está silencioso
Y, en el velo del anochecer,
Tan íntimo y gracioso!
Como una habitación apacible
Donde tenéis que olvidar durmiendo
La miseria de la jornada.
¿Veis la luna, allá arriba?
Solo se ve la mitad
Y mientras tanto es redonda y bella.
Así son muchas cosas
De las cuales nos burlamos, llenos de confianza,
Porque nuestros ojos no las ven.
Nosotros, humanos orgullosos,
Somos vanos y pobres
Y no sabemos mucho;
Tejemos un tejido de quimeras
Y buscamos muchos artificios
Y nos alejamos de la meta.
¡Dios, permítenos ver tu salvación,
No confiarnos en lo efímero,
No regocijarnos en vanidad!
¡Déjanos volvernos en seres simples,
Y, aquí abajo, delante de ti, en la tierra,
Como niños, piadosos y alegres!
Querías, por fin, afligir a cada uno,
Llevarnos de este mundo
Por una muerte suave.
Y si nos has llevado,
Déjanos venir al cielo,
Tú, nuestro señor y nuestro dios!
Así, acostaos, hermanos míos,
Aquí abajo, en el nombre de Dios;
Frío está el soplo de la tarde.
¡Ahórranos, Dios, los castigos,
Y déjanos dormir, apacibles,
Así como a nuestros vecinos malos!
Partitura
Agradecimientos
Muchas gracias a Maguy Cabrol y Christina Weising por su traducción al francés.